El pasado jueves 11, dos grandes músicos y amigos nos deleitaron con la música tradicional de nuestros pueblos.
Ellos nos enseñaron que esta música es parte importante de la cultura que hemos heredado, que nos cuenta historias que vivieron nuestros antepasados y que por lo tanto debemos conocer y no olvidar.
Nos mostraron instrumentos como la guitarra, el rabel, el laúd y la zanfona o zanfoña, y qué es la seguidilla, la ronda, el romance...
Desde aquí, en nombre de toda la comunidad educativa del CRA El Valle damos las gracias a Pedro Almeida y Pedro Castellano por deleitarnos con su arte y les decimos... ¡hasta otra!
Gente de Villarejo y Cuevas! Hoy no os hablan los niños de Santa Cruz, hoy lo hago yo, Tamara, su profe :)
Cuando algo se cierra, es hora de hacer balance y pensar qué ha sido lo mejor, y qué ha sido lo peor. ¿Para qué? Para avanzar, para seguir mejorando día a día.
En mi clase hay seis niños como seis soles, cinco de los cuales os van a contar qué ha sido para ellos lo mejor y lo peor. Antes de que veáis el vídeo, me gustaría deciros qué ha sido para mí este curso dentro de un valle.
Ha sido un descubrimiento, de paisajes nuevos, de caras nuevas, pero sobre todo, de personas especiales, de esas que se te cuelan dentro. Me llevo momentos llenos de risas en reuniones y comidas que podrían parecer aburridas con mis compañeros, o el saber que al otro lado del teléfono, habrá alguien dispuesto a echarte una mano. He conocido familias que me han hecho recordar que no estamos solos, que una nueva educación es posible, y que ellos caminarán con nosotros. Tengo la suerte, además, de contar con una compañera que es eso, compañera como las que ya no quedan, de las que te ayudan sin pedir nada a cambio. Santa Cruz no hubiera sido lo mismo sin ella, sin Rosa. ¿Y sus niños? Sus niños son geniales, cinco niños que siempre están sonriendo, que discuten y al minuto vuelven a ser los mejores amigos. Ellos me han ayudado siempre que lo he pedido, han participado con alegría en cada una de las actividades, y me han demostrado que el parchís en inglés puede ser muy, pero que muy divertido.
Y no, no todos los momentos son buenos, pero te hacen ser más fuerte, y reflexionar en qué no te quieres convertir. Si ya lo dice mi madre: "Cáete siete veces, levántate ocho".
Pero sin duda lo mejor de este curso han sido ellos, mis pequeños aprendices, los que vienen cada día a regalarme sus sonrisas. ¿Qué hay mejor que te digan que lo peor del cole es irse a casa? Tener la sonrisa de Carolina, los infinitos abrazos y mimos de Antonio, la fidelidad y entrega de Julia, la energía y los tiernos detalles de Carlos, la perfecta mezcla dulce-salado de Lucía, o la magia inesperada de Zahara han sido el motor de esta clase. Yo no sé dónde estaré el curso que viene, si volveré o no, pero eso no me lo quitará nadie. Con ellos he aprendido mucho, me he enfadado otro poco, he saltado y cantado el mejor rock, he vuelto a ser niña y sentir cosquillas cuando creo que me encuentran jugando al escondite, y me he reído hasta dolerme la tripa. Y eso, niños y niñas, señoras y señores, eso, es la FELICIDAD.
Gracias. Siempre.
"La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón."
